Alfonso Yáñez, o simplemente ‘Puchungo’, siempre fue un muchacho soñador. De niño fantaseaba con ser futbolista, alternar en un equipo grande, vestir la casaquilla de la selección e irse a jugar al extranjero. Todo ello, gracias a su empeño y dedicación, pudo conseguirlo. Ha sido campeón tres veces con Universitario, se dio el gusto de jugar en el equipo del cual es hincha y del que incluso fue su gerente deportivo: Sport Boys, defendió la bicolor y fue figura en la Liga de Arabia Saudí.
Hoy ‘Puchungo’ ya frisa los 42 ‘abriles’ pero su aspecto sigue siendo la de un mancebo ‘pintón’. Los años parecen no hacer mella en él. Quizá su secreto radique en lo que una vez dijo William Shakespeare: “Un hombre que no se alimenta de sus sueños, envejece pronto”. Y es que Alfonso ha dejado de jugar al fútbol, pero no ha dejado de soñar. Y ahora su sueño más supremo y recurrente no tiene nada que ver con el ‘deporte rey’. Su mayor ilusión, léalo bien, es convertirse en padre. “A estas alturas de mi vida mi mayor anhelo es tener un hijo”, dice ‘Puchungo’ con la misma ansiedad y emoción con la que un niño le dice a su padre el regalo que espera en Navidad. No será en ésta, pero quién sabe si para las próximas fiestas navideñas él ya haya recibido el regalo que tanto anhela. Total, los sueños tarde o temprano se hacen realidad. Paciencia, ‘Puchungo’.