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Los jugadores de la Universidad San Martín habrán soñado con ese momento: escuchar de los hinchas gritar los clásicos 'oles' por cada pase que daban. No importa si esos barristas eran del equipo contrario. Esos vítores eran un justo premio por el gran partido que hicieron y, por sobre todo, una especie de adulterio público contra sus oponentes por su floja actuación. El equipo ‘santo’ pasó por encima a Sporting Cristal y lo goleó este domingo 4-0 en el estadio San Martín.
Solía escucharse, hasta hace muy poco incluso, que los cuadros de Juan Reynoso, más allá de que estéticamente no sean del agrado de la mayoría, se caracterizaba por ser equipos que se defienden bien. En el duelo ante el conjunto albo, la defensa cervecera -Quina, Vílchez, Lojas y Revoredo- hizo cualquier cosa menos eso: defender. Fueron, junto a la primera línea de volantes, un miasma de errores y desatenciones que provocaba la ira de los sufridos hinchas bajopontinos.
El argentino Marinelli, a los 41’, anotó el primer tanto, que a la luz de lo evidenciado hasta ese entonces por ambos elencos era justo desde todo punto de vista. Ya en el complemento, el mediocampista Frezzotti comete un horror técnico al despejar de cabeza un balón en su área y lo termina introduciendo en su propia portería. Corría el minuto 69 y ya los ‘santos’ iban 2-0.
Ya para entonces había empezado el espectáculo circense de la defensa celeste, con Revoredo y Lojas a la cabeza, mientras que los barristas locales estaban entretenidos recordándole toda su generación a Reynoso. Un penal absurdo de ¿’Terminator’? Revoredo en perjuicio de Alemanno le permitió a Arriola marcar desde los doce pasos el tercero de la tarde (77’). A los 91’, un regalito de Juan Diego Lojas es bien aprovechado por Joel Sánchez para consumar la goleada.
El equipo del ‘Maño’ Ruiz ya aseguró su presencia en la próxima Copa Sudamericana, mientras que los celestes, convencidos hace algunos días de que la baja ya no era un tema por el que tenían que preocuparse, se ven nuevamente acosados por el descenso. Una escuadra que carece de alma, rebeldía ante la adversidad y esa cuota de gol imprescindible para todo equipo, no puede aspirar a mayores cosas. Cristal es un ejemplo clarísimo de aquello.